La tendencia ‘Puffy Shoulders’ ha formado parte del empoderamiento de la mujer. Por eso era necesario conocer su historia. Quién mejor que Marina para explicárnosla.
“Desde la boda nunca has vuelto a ser la misma”.
Marina llevaba semanas diciéndome eso, desde aquella boda en la que me atreví con un traje pantalón y blazer rosa. “Ya os había dicho que este año me he propuesto ser más…” “¡Atrevida!” Sí, atrevida era la palabra exacta.
Mi hermana nos había invitado a un cóctel, un evento especial de su empresa, para celebrar “no sé qué” de un tal “máximo de ventas y beneficios” y varios “pasos adelante por encima de sus competidores”. Y un montón más de ‘bla, bla, bla’ empresariales que se me escapan totalmente del conocimiento y por tanto de mi vocabulario. El caso es que “cualquier excusa es buena para ponerse guapas y salir a celebrar con una buena copa de vino”. Eso había dicho Marina el día que se lo conté, autoinvitándose directamente como acompañante de la hermanísima.
Así que allí estábamos las dos, ella con un vestido primaveral de tipo lencero que, como ella dice, “te aporta modernidad, elegancia y un toque sexy”; y un bolso precioso de Mi Piel, de la marca Pepe Moll, colorido y vegano. Yo había apostado por unos pantalones primaverales naranjas, sueltos y frescos, una camiseta blanca y una blazer verde con unas… “¡Menudas hombreras!” Llevaba, además, un bolso shopper con hilos de colores de Noco Complementos que me había ‘llevado’ de Mi Piel para la ocasión. En un principio había pensado que fuera este el regalo para el Día de la Madre, pero me decidí por otra cosa que os cuento más adelante.
“No paran de mirarte”. Me había dicho Sandra. “Normal, con esas hombreras de moda que lleva. Hoy, Clara, por fin eres la protagonista en tendencia de un evento”. Gracias, Marina… “Te diría, incluso, que pasas perfectamente por una influencer. Como por ejemplo…Mmmmm… ¡Ya lo tengo! Paula Ordovás llevó en su momento una chaqueta americana verde eléctrica, entre flúor y manzana, muy parecida a la tuya, con unas hombreras enormes que desataron la locura entre los expertos del mundillo”.
La historia de las hombreras viene de muy atrás, pero “comenzaré esta aventura de la tendencia ‘Puffy Shoulders’ en los años 30”. Marina cogía una copa más de vino de la última bandeja que acababa de pasar un camarero por su lado. Había que engrasar bien las cuerdas vocales para hablar de moda.
“En los años 30 su máximo exponente fue la diseñadora Elsa Schiaparelli, quien las presentó públicamente sobre la pasarela en su colección de otoño/invierno en el año 31-32. Un año más tarde pudimos ver a Joan Crawford en la película ‘Letty Lynton’ vestida con hombreras, dejando atrás esa imagen de mujer delicada y recatada. Fue en los años 40, en el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, cuando las mujeres comenzaron a militarizar sus prendas influenciadas por el estilo masculino. Con las hombreras se les daba una imagen de fuerza, que por aquellos años, hacía falta. Sin embargo, su época dorada fue en los años 80. Las mujeres comenzaron a empoderarse, a hacerse oír más fuerte que nunca; empezaron a encontrar su espacio en el mercado laboral y proyectar poder y autoridad”. Me encanta el lado feminista que Marina le da siempre a sus historias sobre moda. “La historia de la emancipación de la mujer viaja a la par de este elemento de la moda”. Sentencia.
“Y hablando de moda. A tu pregunta de hace varios días… ¿Qué vais a regalarle a vuestras madres el 7 de mayo? Ya tengo el regalo de la tuya. Cuando hablo de moda, fluyen las ideas. Ya sabéis”. Marina siempre llega a tiempo. “El otro día pasé por Plaza de la Rubia y, aunque estábais ya cerrados, vi en el escaparate un bolso de rafia precioso para esta primavera-verano. Una bandolera ovalada con laterales de color negro y correa ajustable en tono crema. Una preciosura”. No había caído en eso. La verdad, era perfecto para un regalo especial en el Día de la Madre. “Lo vi el otro día cuando fui a recoger la nueva maleta infantil de Enzo Kids para Adri. No sabía que lo habías incluido ya en el escaparate. Es muy bonito, un regalazo”. Sandra ya había comprado su regalo, siempre se anticipaba (no como yo, que me gustaba jugar con las últimas horas). Se había decidido finalmente por un cinturón de piel El Caballo. “Muy juvenil. Tu madre y tú vais a ir a la última, entre los complementos de Mi Piel y tus hombreras XL”.
Había sido una jornada muy productiva. Mi nuevo look me gustaba cada día más, me sentía bien, me sentía empoderada. Me sentía como Hailey Bieber paseando por Beverly Hills con mis hombreras y estilo ‘Puffy Shoulders’. Es verdad eso de que las hombreras te hacían pisar fuerte, con seguridad y autoridad. Y por otro lado, ya tenía regalo para el Día de la Madre. Como siempre, lo iba a comprar en Mi Piel, en nuestra tienda. ¿Porque qué mejor lugar que nuestro propio hogar para saber que ese complemento será para siempre?