Este año voy a estrenar un precioso vestido de Navidad, hecho de las lentejuelas que me harán brillar este 2023. No son lentejuelas cualquiera, son únicas y no están en venta.
Tengo las manos calientes. Y no solo por los guantes que llevo para protegerlas del frío, (una compra extraordinaria que había hecho este invierno en Mi Piel), sino por la taza de chocolate caliente que aún humeaba, ardiente, entre ellas. No hay Navidad sin chocolate caliente en la Plaza Mayor de Segovia. Era nuestro plan preferido, toda una tradición a la que Adri ya estaba acostumbrada y que, estoy segura, siempre, cada año, todas las navidades, volveríamos a repetir. Una y otra vez. Una y otra vez… Como los recuerdos que a mí, en ese momento, me pasaban por la cabeza. Todo un año de recuerdos; 365 días, uno por uno delante de mí, reproduciéndose como aquella película de Grace Kelly en el viejo proyector del abuelo.
Como el año pasado por estas fechas, mi mente había viajado hasta mi armario. Me veía en el espejo de mi habitación, con la luz tenue que siempre me ponía cuando me probaba ropa como Vivian Ward a lo Pretty Woman, e imaginaba los destellos de aquellas lentejuelas que este año iba a vestir por Navidad. Un vestido precioso que aún no sabía bien con qué combinar: un porta-móvil charol de Noco Complementos o una de sus bandoleras en piel vegana; una pulsera de acero con barra dorada y circonitas de Kerala Joyas y unos pendientes de aro en acero quirúrgico con acabado liso en bronce. Estaba preparada para brillar y Mi Piel tenía todo lo que necesitaba para ello.
“Mi Piel tiene todo lo que necesitas”. Había escuchado esa frase varias veces durante todo este año haciendo que mi medidor de orgullo personal no parara de aumentar. Ha sido un año maravilloso, uno de esos que brillan tanto o más que las lentejuelas de mi vestido navideño. Mientras camino por la Plaza Mayor, pestañeando bajo el centelleo de las luces del nuevo Árbol de Navidad, pienso en todo lo que hemos tenido este 2022.
La gente va y viene. Segovia ha recuperado poco a poco el ritmo que tenía antes de aquella, todavía, no olvidada pandemia. En Mi Piel he visto pasar este año nuevas caras, nuevos rostros buscando un regalo, un capricho, un deseo. Personas de aquí y de allá de las que siempre, esporádicos o no, guardo un recuerdo. He seguido manteniendo largas conversaciones con los de siempre, los que llevo viendo desde que era una niña, los que siempre confían en Mi Piel cuando tienen un viaje, cuando celebramos el Día de la Madre, San Valentín, el Día del Padre, la vuelta al cole o el cumpleaños de la abuela. Todos ellos, los nuevos y los de toda la vida, son esas lentejuelas que forman el vestido de Mi Piel, el que le hace brillar al final de cada año.
Este 2022 hemos crecido un poco más. En todos los aspectos. Sigo manteniendo mis redes sociales a tope (para satisfacción de Marina, “Clara, hay que estar a la última, en moda y en tecnología”) y buscando las mejores tendencias para mis clientes, intentando mantener la moda tradicional que nos caracteriza y lo más chic del momento. Nos hemos unido al estilo futurista, una apuesta de este año que termina, trayendo con ello a Segovia las recomendaciones de Balmain y de Dior. Modernidad, sencillez y elegancia. Como ese bolso tote en colores flúor de Noco Complementos que estoy segura lo va a “reventar” (como dice Emma) este 2023. ¡O las riñoneras! Cómo se han vendido este año… ¡Y lo que se viene! Enamorada estaba yo de la riñonera Clark de Movom a la que le auguraba un buen futuro.
¡Qué bonito preparar cosas nuevas! Ahora estoy trabajando en las ofertas especiales que comenzamos el 14 de enero en Mi Piel. Una nueva oportunidad para comprar ese bolso que muchos llevan viendo desde hace tiempo en nuestro escaparate, la mochila con la que otros organizan mentalmente sus cosas, o la maleta con la que alguno que otro va a dar envidia este año en aeropuertos y estaciones. ¡Y qué ilusión me hace! Cumplir deseos, traer nueva moda a Segovia, renovar, innovar… Sin olvidarnos de lo de siempre.
Sigo caminando alrededor de ese majestuoso Árbol de Navidad y pienso qué será del 2023. Creo que este es el momento preciso de pedir un deseo, mi deseo de nuevo año, mi deseo de Navidad. Aún me queda chocolate caliente entre las manos. Doy un último trago mientras doy los últimos pasos de este 2022. Ojalá estos próximos 365 días vengan cargados de buenas sorpresas, de sueños hechos realidad. Ojalá todas y cada una de las lentejuelas que forman Mi Piel sigan brillando como hasta ahora, sigan bailando conmigo, sigan chispeando a mi alrededor, con esa luz que sólo ellas tienen.
He terminado el chocolate. Ya no humea, ya tengo las manos frías de nuevo. El invierno me golpea y me despierta de ese pensamiento. Miro de nuevo aquel árbol y se me escapa una sonrisa… ¡Feliz Navidad!