No estábamos despechás, ni habíamos llegado al Fin del Mundo, pero sí teníamos una colección maravillosa de complementos a juego con tacones rojos… ¡Así se sienten las mariposas en Altea!
“Ya decidí que esta noche se sale – Con toda’ mis motomami’, con toda’ mis gyale’”.
En mi Polo azul celeste sonaba Rosalía en bucle. La Autopista A7 tenía banda sonora: la ‘Despechá’. Casi siempre uno de los mejores momentos de nuestros viajes era la ida a los sitios. No sé si por la motivación que eso conllevaba, o porque el modo vacaciones nos ponía ‘alocás’. Tal vez, y muy probablemente, por los dos motivos. El caso es que las cinco horas y media de viaje Segovia – Altea se hicieron muy cortas. Y no, no iba a ser igual cuando la frase conllevara un cambio de elementos: Altea – Segovia. Seguro que sabéis de lo que hablo…
Delante, Marina. Ventanilla medio bajada, pañoleta al viento al más puro estilo hippie ibicenca años 60, con sus gafas de Sol Cuatro Gotas y el bolso de rafia a buen recaudo. ¡Había costado mucho conseguir aquel complemento de Jane Birkin! Atrás, Emma y Sofía, con su look sport de viaje. Sofía no se despegaba desde hacía tiempo de la riñonera de la colección Salma de Pepe Jeans. Se la había comprado hacía unas semanas en Mi Piel. “¡La primera riñonera que me pongo desde que tengo 15 años!”. No pensamos en los 90 que las riñoneras volverían en 2022 para completar nuestros looks y estilos streetwear y, sobre todo, que iban a ser tendencia en el mundillo del estilo y el glamour.
“Venía a decirte que bailaras a mi lado – Que esta noche estás tan guapa y yo estoy más guapo callado”.
No podíamos terminar aquel viaje sin cantarle a Marina su propia ‘canción del verano’. Llevábamos días tomándole el pelo por su nuevo ‘flechazo’ amoroso, en esta ocasión en las Fiestas de San Juan y San Pedro de Segovia. “Amor a primera vista, ¡amor a primera vista!”. Enamoradiza como ella sola. ‘La La Love you’ nos hacía cantar a gritos y entre risas su ‘Fin del Mundo’. Ella se camuflaba detrás de su colorete. Último hit antes de llegar, no al fin del mundo, pero sí a la ‘cúpula del Mediterráneo’. Así era conocido Altea.
¿Por qué habíamos elegido Altea? En realidad, ¿por qué Emma había elegido Altea? “Es el paraíso de los artistas, un refugio para los poetas, cantantes, pintores, escultores y ceramistas venidos de todos los rincones del mundo. Eberhard Schlotter, Rafael Alberti o Vicente Blanco Ibánez”. Ya conocéis a Emma y su inquietud cultural, algo que Sofía también aplaudía y solía complementar a la perfección: “Su casco antiguo, el Fornet, es el reflejo de esa herencia morisca que tiene Altea, la que ha llenado sus fachadas de azulejos y sus cúpulas de baldosas color azul marino”. Emma había sacado ya la cámara de fotos de su mochila El Potro Pipe. Modo ‘manual’ y primera ‘storie’ en Instagram: ¡Llegamos!
Nos pasamos el finde caminando por aquellas calles que descendían hacia el mar, entre las pequeñas casas, encaladas desde su construcción. Altea es, sin duda, una de las localidades más bonitas de la Costa Blanca. “Y de España en general”. A esa conclusión habíamos llegado las cuatro. A Sofía le encantaban esos pueblos con esencia mediterránea, con callejuelas empedradas y casas blancas. A Marina le volvían loca los complementos urbanísticos, sobre todo si llevaban flores de por medio: geranios, jazmines y buganvillas. Así se decoraba Altea.
“Mi pedazo de sol – La niña de mis ojos – Tiene una colección – De corazones rotos”.
No teníamos una colección de corazones rotos, pero sí una buena colección de bolsos y complementos para recorrer la noche de Altea. Con los ‘Tacones Rojos’ de Sebastián Yatra nos habíamos pasado 2 horas preparando la última salida nocturna por aquel pueblo blanco de sabor morisco. Emma había elegido la cartera acolchada de Noco Complementos de formato clásico cuadrada con cremallera. Sofía se había atrevido también con otro acolchado. En este caso un bolso de dos asas también de Noco. A Marina no le faltaba detalle y como buena fashion girl estaba provista de sus joyas preferidas. Todas ellas, pendientes, collar y pulsera de Kerala Joyas, compradas en Mi Piel antes del verano y guardadas “para ocasiones especiales”.
Ya estábamos preparadas para recorrer el Casco Antiguo de Altea, con el encanto de antaño y situado en lo alto de un cerro, acercándonos a cada uno de sus miradores, con vistas a la bahía, buscando el mejor atardecer en cada rincón. Anochecer en Altea era simplemente maravilloso. La Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo es uno de los edificios más distintivos de la localidad, con sus dos grandes cúpulas azules. Rodeándola están las calles más populares que nosotras ya conocíamos como la palma de nuestra mano. “La Calle Mayor, la de Salamanca, la de Concepción o la de San Miguel. Todas están ya en mi top ten”. Emma se sentía orgullosa del destino que había elegido para aquel verano.
“Vuelan mariposas, ya no quedan rosas – De esas que en verano me regalabas tú – Y esta noche na-na-na-nada será igual”.
Sin duda volaban mariposas. No eran las del último hit veraniego de Aitana, pero sí eran las nuestras. En la Plaza de Altea nos sacamos los últimos selfies del viaje. “Estamos divinas y no necesitamos ni filtros”. La verdad, en aquel viaje habíamos hecho buenas maletas de complementos que ponían la guinda a los looks elegidos. ¿Se nos estaría pegando algo de Marina? Por Altea y por todo lo que nos había aportado Mi Piel aquel verano, hicimos nuestros últimos brindis del viaje.
A mí me quedaba mucho trabajo en lo que quedaba de agosto. Entre otras cosas, preparar la temporada de entretiempo de Mi Piel. Si me descuidaba, el otoño se me echaría encima…