Durante el viaje de Louis Vuitton a París en tiempos de Napoleón, mi sobrina Adri consiguió ‘cazar’ su primera mariposa frente al Alcazar de Segovia. Luego la dejó volar libre y ella decidió posarse en la nueva maleta de Daniela para quedarse allí por siempre. Y a mí me gusta contar así esta historia…
Gracias Louis Vuitton…
“¡Gracias Louis Vuitton!” Un auténtico gurú para Marina. “El jefazo”, “el más”, “el todo”, “Luisito, el maestro”. Podía llamarle de cien maneras diferentes cada vez que lo nombraba…y lo nombraba muy a menudo. Al igual que él, Marina era una diva adicta a la moda de París. A ella solo le faltaba codearse con los más altos representantes del lujo y el glamour, como en su día lo hizo Louis con la familia Napoleón. “¿Sabías que con solo 14 años puso tierra de por medio y después de 2 años a pie llegó a París para crear su propia empresa…?” “¡Y las maletas eran su producto estrella!” Sandra también había escuchado ya esta historia al menos un par de veces.
Este año, la primavera había tardado en llegar, pero cuando llegó, llegó bien. En aquel nuevo sábado de chicas, Marina se había unido al comité familiar. Yo había abierto Mi Piel aquella mañana, así que las encargadas de preparar la cesta del picnic habían sido Sandra y ella. Suponía que las galletas de chocolate blanco ‘escondidas’ muy inteligentemente en el fondo, habían sido cosa de Adri. “¡Nuestras preferidas!” Más de una vez, viendo alguna peli Disney, nos habíamos puesto finas. “¡Sois unas zampabollos!” Sandra no entendía aquel afán por las mini galletas de chocolate blanco.
El picnic, como casi siempre, en la pradera frente al Alcázar. Aquel día estaba repleto. Lleno hasta arriba de primavera. Adri podía corretear libre, sin las preocupaciones habituales de Sandra, recogiendo flores para hacer pequeños ramilletes que luego nos regalaba (a nosotras y a quien le pidiera uno). Le gustaba buscar mariquitas y ponerlas a salvo a los lados del río, donde menos gente hubiera; y le encantaba correr detrás de las mariposas. Sobre todo le encantaba correr detrás de las mariposas…
“¿Has pensado ya el regalo de Comunión para la niña de vuestra amiga?“ Llevábamos días pensando qué regalarle a la pequeña Daniela y digamos que Sandra y yo no éramos muy buenas ideando sorpresas, así que solíamos tardar más de la cuenta en sacar una adelante. “Hoy tenéis la suerte de vuestro lado. Como cuando a Louis Vuitton se le cruzó la Emperatriz Eugenia”. La cara de Marina no podía esconder nunca un rostro de satisfacción cuando se le encendía la bombilla. “Y tú vas a ser nuestra Napoleona, ¿no?” Sandra tenía claro que de ahí saldría el regalo.
“Parece mentira, Clara. Tienes el regalo perfecto en la nueva colección que habéis subido a la Web de Mi Piel. El martes me puse a mirar los complementos de Pepe Jeans Carola que, por cierto, me parecen lo más, y vi el nuevo banner de maletas que habéis puesto en la página inicial. ¡Hay alguna maleta para niños preciosa!” La incredulidad había llegado a nosotras aquel medio día del sábado.. ¡Cómo no me podía haber dado cuenta! “Menuda comercial estás hecha Clara!”
Marina escribía en el buscador de su móvil www.tiendamipiel.com mientras continuaba con su historia de maletas. No había para Marina nada mejor que una buena lección de moda e historia: “¿Os imagináis cuando la gente viajaba con sus cosas en baúles?” “A ti, a veces, no te vendría mal uno”. ¡Eran increíbles las maleta-zas de Marina. Su juego de maletas El Potro Ocuri iba siempre a reventar. “¿Sabéis, precisamente, cuándo cambió esto? Con los viajes de larga distancia en tren y barco. Llevar un baúl entonces se hacía pesado, así que discurrieron otro tipo de almacenamiento mucho más cómodo para su traslado. Así aparecieron los primeros bultos de mano que eran cajas de madera recubiertas con protecciones. Con el paso del tiempo estas cajas se fueron perfeccionando, siendo poco a poco más manejables, con aberturas de bisagras y partes exteriores. Luego vinieron las cerraduras, las correas, los pestillos, las asas. Y por último llegó él”. Ya estaba aquí la cara de auténtico fanatismo de Marina. “No me digas más, ¡Louis Vuitton!” “¡El maestro!”
Pues sí. Había sido él quien enamoró, con su toque personal y distinguido, a la aristocracia parisina. “Fue entonces cuando la Emperatriz Eugenia, la mujer de Napoleón, quedó tan encandilada con sus creaciones que firmó un contrato con él para el diseño de sus maletas y enseres de viaje. ¡Y de ahí a la fama!” Habíamos formado un corro alrededor de Marina, no para conocer el final de la historia, que también, sino para ver la colección de maletas para niños que teníamos en Mi Piel. “¿Y ahora qué? Son todas bonitas”.
Adri había llegado al corrillo, muy callada y muy despacio. Raro en ella. “¿Qué te pasa Adri?”. Sin decir nada abrió su mano dejando libre a una mariposa preciosa de alas multicolor. “¡He conseguido coger una!” Siempre se le escapaban. Sus ojos brillaban tal como si hubiera visto un unicornio. La mariposa volaba ahora alrededor de nosotras hasta que decidió posarse en la mano de Marina que sujetaba en aquel momento el móvil con el escaparate de Mi Piel. “¡Mirad!” Adri señalaba el móvil. “¡Es tan bonita como vuestras mariposas!”
En la pantalla, la Colección Give Yourself Time de Movom para niños. Un juego de maletas lleno de mariposas de colores volando libres.
A Daniela le iba a encantar.