No sabía muchas cosas de las que debería saber. ¡Pero cómo puede ser, Clara! Me había convertido en un títere en mi propia ciudad. Un títere muy feliz.
Cuántas veces no habré pensado eso de “conozco tantos lugares -con prolongación larga en esa “a” de “tantos”, y no conozco bien dónde vivo yo”. Me siento tan tonta cuando viene algún forastero y me ilumina con cosas que debería saber y no sé, que me cuesta, en muchas ocasiones, reconocerlo. “Sí, sí, claro, precioso”. ¡Farsa!
Siempre he creído que me sé al dedillo cada rincón de Segovia, pero bastó la visita de mi prima María José -M.J. para los amigos- este verano para darme cuenta de lo deficiente de mi conocimiento. Siempre hemos sido uña y carne, desde pequeñas. Era la sobrina de mi madre y contaba con una única primavera más que yo. En los dos últimos años, vernos había sido misión imposible, como es el caso de otras tantas relaciones en el mundo, separadas por esa temible palabra del año 2020: confinamiento. “Llego a las 12.00 Clara. Me gustaría pasar por Mi Piel esta tarde. Como buena husmeadora que soy he echado el ojo a un par de cosas que he visto en vuestro Instagram y, por si fuera poco, tienen unos buenos descuentos especiales”.
Esa tarde no fueron dos sus víctimas, sino tres: la Bandolera de Noco Complementos con líneas vintage, un bolso de la misma marca “para brillar”, como decía ella; y fuera de las ofertas, se enamoró “plenamente” del Maletín portaordenador de El Potro Chic, una de las nuevas incorporaciones a la Web de Mi Piel. “En marrón, a juego con el otoño”. Cómo no…
Habíamos reservado una visita guiada, una opción turística que lo estaba petando este verano en la ciudad. Habíamos elegido una temática que a M.J. le encantaba: “haciendo cábalas por la Judería”. Un recorrido por las estrellas y sinuosas calles del barrio hebreo, a través del rico legado cultural judío de Segovia. Visitamos el Centro Didáctico de la Judería, la Antigua Sinagoga Mayor y la Puerta de San Andrés, con unas vistas excepcionales para contemplar el Antiguo Cementerio Judío.
“He estado mirando rincones secretos de Segovia y he leído que La Casa de la Moneda es extraordinaria”. Nunca la había visitado. Sí, aquí empezaba una buena lista de lugares top de la ciudad que yo no conocía todavía. Primero fue este, un edificio de arquitectura industrial que conserva una pequeña joya: el Jardín del Rey, un íntimo rincón para el disfrute personal de Felipe II. Con su bandolera de Noco al hombro, M.J. era hoy la guía turística particular en mi propia ciudad. Seguimos nuestra visita por el Museo de marionetas sobre la Puerta de Santiago, paseando a través de La Muralla. “Hablando de Títeres, Clara. ¿Este fin de semana es Titirimundi, verdad?” ¡Se me había olvidado! Con tantos cambios de fecha en el último año…
Festival Internacional de Teatro de Títeres de Segovia. Más de una veintena de compañías representan sus espectáculos en patios, salas, jardines y, también, en las calles de la ciudad. “¡Me encanta el teatro, Clara!” Ya lo sabía. “¿Vamos, vamos?” No iba a decirle que no, entre otras cosas porque no quería decirle que no. Titirimundi era espectacular.
Fue el momento perfecto para que M.J estrenara su Bolso “brilli, brilli” de Noco Complementos, donde guardaba, entre otras cosas, pintalabios rojo y cartera de Pepe Jeans India que le había comprado mi madre en Mi Piel la pasada primavera. En nuestros últimos cumpleaños los regalos enviados por correo habían sido los protagonistas. Yo no perdí la oportunidad de complementar mi look con la nueva Bandolera El Potro Chic en azul marino. ¡Cómo me gustaba! En realidad todos los nuevos artículos de El Potro Chic eran preciosos. Mi madre y yo los habíamos elegido hacía tan solo unos días y estaban triunfando tanto en Segovia como en nuestra tienda online. Con las mismas, nos fuimos al Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, donde la compañía ‘Matita’ de Eslovenia presentaba su montaje ‘Little Night Tales’.
Fue un fin de semana maravilloso entre teatro y espectáculos-que volverían a Segovia en la primavera de 2022-, cultura y nuevos descubrimientos para mí de una ciudad que a simple vista puede parecer pequeña, pero que no tiene un solo lugar, calle o rincón sin algún secreto oculto de alguna época de la historia, más antigua o más moderna. ¡Había sido un títere en mi propia casa!
Después de dejar a M.J. en la estación, corrí de nuevo a Mi Piel. Quería preparar un nuevo escaparate con lo último de El Potro para ese mismo lunes. Me encontré encima del mostrador un paquete que ponía: “Clara, pateate la ciudad. M.J.” Dentro, la Mochila Casual El Potro Chic negra. Toda una indirecta para salir a explorar y dejar de ser un títere.
Por cierto, M.J. sabía que había perdido mi mochila de aventuras el invierno pasado, en plena Navidad segoviana.
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